martes, 29 de abril de 2014

Histórico


No hay otro calificativo para la victoria en Münich. Por el resultado, por la historia, por la sensación de solidez que deja y sobre todo por ser la puerta más cerca la Décima en más de una década. Se dice que las finales son para ganarlas, pero se nos olvida que las semifinales son para llegar a ellas. Una obviedad, una trivialidad por todos conocida y que deja a muchos por el camino. Probablemente deje a Guardiola muy lejos de Münich, al que le van a llover palos hasta en el carnet de identidad por dinamitar por completo al campeón de Europa y convertirlo en un equipo que con dos tercios de la posesión en esta eliminatoria, se lleva cinco goles al diván del psicoanalista. Es la demostración más simple de que a este deporte no se le domina teniendo el balón. No se engañen, tampoco renunciado a él. La grandeza es encontrar el equilibrio en la circunstancia y según las características de la plantilla. Entender al rival, comprenderle y saber amoldarse a sus planteamientos. El Bayern cae en esta eliminatoria por ser un equipo tan enardecido por sus propio esquema que no ha sido capaz de amoldarse un ápice al marcador y que tras ganar con justicia el año pasado, cae con la misma en esta ocasión.

El último componente para la receta, si todo lo demás falla, es la flor en el culo. Y Ancelotti tiene una flor preciosa. A lo largo de la temporada, en el global de todas las competiciones, ha tenido pájaras clamorosas, ha perdido muchas opciones contra rivales directos y ha mostrado flaquezas palpables en todos los ámbitos. Pero es de justicia reconocerle la solidez como equipo que ha mostrado en esta eliminatoria. En especial, el desempeño de la defensa ha sido ejemplar. Tengo dudas de que el Bayern hubiera podido marcar en otros noventa minutos. Es aceptable que los goles han llegado mayoritariamente a balón parado, pero a veces la fortuna debe sonreír. Y hoy nos sonríe a los madridistas, que por encima de todo podemos ser optimistas de cara a la final, donde ya sea Atlético o Chelsea podremos examinar la capacidad floral de Ancelotti. Hay tiempo para estudiar al rival, para preparar el asalto a la Décima. Y antes una pregunta: ¿quieren a Mourinho o quieren al Atlético? 

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