Si no han visto aún la entrevista de Gabilondo a Casillas, corran a ello. Primero, eso sí, tengan en cuenta que Gabilondo, antimadridista declarado, le dedicó hace tiempo a Mourinho una reflexión de tres minutos donde básicamente le acusaba de criticar el trabajo de los demás sin saber hacer el suyo. Vaya por delante que resulta insólito que alguien tenga el poco juicio como para hablar de la capacidad laboral del portugués, pero es algo que sirve de precedente para entender como la elección del periodista ya es una declaración de intenciones. Pueden recriminarle a Don José su carácter, sus formas e incluso su pasión, pero la profesionalidad es un insulto a la inteligencia. Por lo menos no han tenido la desfachatez de elegir a Panocha para entrevistar al Santo.
Entrando en materia, lo que más me llama la atención es a que se debe que tras dos años callado salga ahora nuestro bien amado capitán en defensa de su imagen. En todo ese tiempo, donde él mismo reconoce que no tuvo la necesidad de hacerlo, le sobraron oportunidades y medios para ello, obtuvimos la callada por respuesta. Díganme a que viene hacerlo ahora cuando los protagonistas difícilmente tienen posibilidad de réplica. ¿Se imaginan ahora a Mourinho o Diego López sacando la lengua a pasear?. Han reconducido sus vidas lo suficiente como para que les importe más bien poco lo que Casillas pueda decir ahora de ellos, por no decir que están fuera del entorno madridista. Elegir Canal +, ese escenario, ese interlocutor, esa introducción con tanto palmarés y el guión por anticipado es una muestra de control mental para borregos. Imaginen una entrevista tipo Manolo Lama a Florentino Pérez. Eso es lo que sí me gustaría ver y no a Gabilondo cuyo interés por el esférico es nulo.
Si no quieren leer mucho en esta entrada quédense con un dato: Casillas no tiene problemas con nadie, simplemente "discrepancias". Es decir, pasa de ser un pilar fundamental del equipo (recuerden que al llegar Mourinho a Madrid es titular indiscutible) a suplente con dos técnicos diferentes. Sin embargo no hay problemas. Ni con Mourinho, ni con Ancelotti, ni con Diego López, ni con Arbeloa. Únicamente "discrepancias" y siempre enmarcadas en la cordialidad y el respeto en palabras del propio Casillas. ¿De verdad nos toma por gilipollas al madridismo? En la mayor crisis que se recuerda desde los misiles cubanos ahora resulta que el principal protagonista tras dos años en silencio sólo reconoce "discrepancias". Me parece una tomadura de pelo desperdiciar semejante prime time para esto porque nadie que haya seguido este culebrón puede quedarse conforme con esa versión. Incluso en un momento de la entrevista Casillas no se corta un pelo y afirma sobre Mourinho "eso deberíamos preguntárselo a él". Es una respuesta vaga y cobarde equivalente a tirarle un cacahuete a un mono.
También quería dejar claro Casillas que nunca se excusó con Xavi. Es un buen movimiento premeditado con su entorno que afirmara que todos los protagonistas se echaron en cara diferentes aspectos durante esas conversaciones ya que no le deja directamente con los pantalones por los tobillos. El problema de la llamada es que todos tenemos constancia que Mourinho dio órdenes expresa a sus jugadores de mantener silencio institucional durante aquellos derbis tan llenos de sangre. Es decir, esta cuestión no trata sobre si se disculpó o la conversación tuvo un tono de tú a tú. En este punto debatimos que Casillas antepuso sus intereses personales, desobedeció expresamente las órdenes de sus jefe y creo un auténtico cisma en el vestuario. Teniendo en cuenta, como no podía ser de otra manera, que en otro momento de la entrevista afirma respetar a sus superiores por el simple hecho de serlo, hubiera sido muy interesante que alguien le preguntara por qué lo hizo. Ni lo habló con su entrenador, ni por supuesto con sus compañeros. Pero como se pueden imaginar para Casillas todo esto son "discrepancias" que en ningún momento pueden desembocar en un problema muy grave.
Hoy también tenemos noticia de que quiso censurar la parte de la entrevista donde básicamente reconoce que Florentino le dejó con el culo al aire. Aislado en palabras del protagonista. Cuesta entender en qué punto Casillas se considera más allá del bien y del mal como merecer semejante trato personalizado cuando su novia no titubeó en otro glorioso prime time en desmentir públicamente las declaraciones de Florentino Pérez. ¿Esperaba que un multillonario, máximo responsable e imagen del club fuera a aceptar sin más que una periodista patease todos los valores de silencio y confidencialidad de la entidad?. Apunten otra "discrepancia" porque Casillas se despachó afirmando que Sara Carbonero podría hablar de lo lindo de intimidades del vestuario y nunca lo ha hecho. Podemos respirar tranquilo que haya tenido medio dedo de frente para no hacerlo.
También destacable el momento donde Gabilondo le pregunta sobre su condición física. Sin ningún tipo de pudor afirma que no le viene nada bien el entrenamiento exigente y que de hecho le resulta contraproducente. Es decir, que un club que gasta millones en investigación, instalaciones y personal médico debe aceptar que Casillas tiene un "talento natural" que no necesita nada más allá de un entrenamiento ligero. Entiendo que no todos pueden tener la condición física de Cristiano, pero que un profesional que vive de su cuerpo afirme que esos niveles de cuidado son contraproducentes son una tomadura de pelo. Por si fuera poco nos hace referencia a su "poderoso" tren inferior cuando sobran las imágenes en los lanzamientos de esquina donde podemos comprobar que es incapaz de dar un salto en condiciones. Pero no se preocupen: Casillas hacía volteretas de pequeño. Lo que no hace en absoluto es un ejercicio de autocrítica para ver en que punto se encuentra ese talento natural que refiere. En este momento veo la repetición de su histórica cantada en la final de la Copa de Europa y el ridículo contra Chile en el Mundial para llegar a una conclusión: lo que tiene es talento natural para la comedia.
En cuanto a su imagen, por mucho que afirmara que allá donde va recibe muestras de cariño, sólo hay que adelantar un par de minutos el vídeo para comprobar que es consciente de que está sujeto a críticas y que recibe muchas de ellas en las redes sociales que le afectan porque también tiene su corazoncito. Ignoro por donde pasa este tipo en su día a día pero le puedo aclarar desde este humilde espacio que si frecuenta ciertos sitios va a conocer de buen grado lo que se siente al ser totalmente repudiado. Pero claro, la compañía del pipero chic, del mojabraguismo ilustrado y de medios afines resulta siempre más reconfortante que un baño de masas. A nadie le gusta pasearse por otro foros y comprobar que piensan que eres un mal capitán, un traidor, un topo, un mal portero, un pésimo capitán, etc... La respuesta de Casillas frente a ello es curiosa: tras más de quince años en este club la gente se ha cansado de verme. Es extraño, no recuerdo que la gente se cansara, por ejemplo, de ver a Zidane.
A pesar de no tener problemas con entrenador y compañeros, estar en perfecta forma física y sentir el cariño del pueblo, Casillas reconoce que cierto momento pensó en salir del club. Y leyendo entre líneas no niega que existieran ofertas, tan sólo que nunca se llegaron a concretar. Y ojo, porque lo más escalofriante de ese bloque llega cuando reconoce que un momento dado pasa de una visión trágica donde se ve culpable de todo y quiere salir a otra mucho más fría y calculadora donde se pregunta por qué debe salir si esta es su casa. Como ven, todo lleno de sinsentidos e incongruencias que lo único que dejan claro es que aquí le atan demasiados intereses. Su declaración lejos de disipar dudas sólo deja claro que quiere llegar a Paris 2016. Para ello debe jugar y sabe que económica y deportivamente no va a encontrar un sitio mejor con 33 años. Definitivamente no es tonto y las matemáticas más elementales no le son desconocidas.
No se ustedes, pero en cualquier caso y después de todo esto me quedo como estoy. Supongo que este vago intendo de lavar su imagen habrá satisfacido a sus palmeros e incondicionales pero definitivamente arroja más indignación entre sus detractores. Dos años de silencio deberían dar para mucho más, pero cuando realmente eres el que más tienes que callar no hay para mucho más y a poca gente le importa ya. Poco que diga cambiará la sentencia y el hecho de que ha dilapidado su reputación en dos años.