lunes, 3 de diciembre de 2012

¿Divorcio?


La ofensa puede ignorarse, desconocerse, perdonarse u omitirse. Pero nunca puede ser olvidada. Hasta donde llegarán los efectos del derbi en esta guerra fría es algo que sólo el tiempo determinará. No importa si Mourinho seguirá al cargo del equipo la próxima temporada o con su marcha se pondrá punto final a un ciclo. El madridismo no puede apartar la vista y permanecer impasible ante la que ya es la mayor campaña de desprestigio de la historia. Si esto lo dice un catalán, un culé en toda regla como Pedrerol en Punto Pelota y lo comparamos con la actitud vitalista que tenia hace unos 15 años en las emisiones de Canal Plus hay que preocuparse. El baremo lo podemos calibrar con lo sucedido con Mourinho en el césped. Ovación comedida para algunos (se ve que el numero de asistentes esa hora en el campo no son un espacio muestral lo suficientemente expresivo), pitada generalizada para otros y espectáculo circense para los más atrevidos. Sorprendidos por el apoyo de peñas, redes sociales y cánticos del Bernabeu, por primera vez en muchos meses varios medios han preferido limitarse a hablar de fútbol no vaya a ser que un percepción incorrecta de lo que expresa el madridismo suponga la pérdida de clientes. Sirva como ejemplo el panfleto conocido como AS, que habla de futilidades como el sprint de Ronaldo en una noche "mágica" y que desvía la atención hacia el irrelevante partido contra el Ajax. Incluso Relaño en las dos últimas columnas de opinión no menciona una sola palabra del portugués.

No obstante, no todos han optado por la prudencia o los pies en polvorosa ante tiempos mejores donde seguir batallando. Aún hay ideólogos que han tomado del acoso y derribo su sello personal más allá de toda obligación profesional de informar. No sólo en Barcelona, como puede ser el curioso caso de Mascaró, sino también en Madrid, donde por ejemplo Matallanas tras el sublime partido de Cristiano se permitía la licencia de moral de sacarle de Concha Espina y posicionarle abiertamente contra Florentino Pérez. Muy ético. De la portada que luce con orgullo el panfleto conocido como Marca en el día de hoy, no merece la pena ni hablar. Es absolutamente impresentable que tras lo visto el sábado una editorial se posicione de esta manera. Divorcio. ¿Pero de quién? No parece que sea de la afición contra su club, ni contra los jugadores, ni contra el entrenador. Mire usted, aquí el único divorcio tangible es el que mantienen contra un portugués que les tiene muy comida la moral y funciones. El resto es propaganda y de la buena: no todos los días un periódico destituye a un entrenador.

Perdidos en su labor informativa, nos quedamos sin lo visto el sábado. Nos quedamos sin que nadie censure la actitud de Diego Costa. Si su actuación la firma Pepe le tildan de enemigo público número uno y hay que meterle varias semanas en la nevera. Nos quedamos también sin la ovación que se merece la pareja que hace junto a Ramos, absolutamente inconmensurable. Nos quedamos sin un análisis profundo de los errores de un Simeone que ha puntuado niveles históricos en el cagómetro. Nos quedamos en definitiva sin la salsa del fútbol porque hay divorcio.

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