Y en la mía no es una opinión, es una realidad. Y su suplencia una muestra de autonomía y congruencia de la cual paso a dar mis impresiones:
1. El hecho. Para mi Casillas era carne de banquillo desde hace muchas semanas. Afinando un poco más, creo firmemente que esta temporada aún no ha comenzado para él. Es vox populi que no pasa por un buen momento deportivo y que goza de una piedad muy poco habitual en el madridismo, acostumbrado a pedir cabezas a la más mínima afrenta. Por ello, es muy poco habitual encontrar opiniones tan directas como las recogidas en este párrafo, que resume en cinco líneas el pensamiento del sector más extremista y cuyas opiniones suscribo al 100%:
Yo lo que creo es que un portero que no bloca balones, que culpa a sus compañeros cada vez que recibe un gol, que no tiene dotes de mando ni transmite autoridad en el área, que no despeja un balón por alto porque se coloca literalmente dentro de la portería, que es incapaz de manejar el balón con los pies, que no se emociona en las remontadas, que es capitán pero no ejerce dentro del campo, que es un desleal fuera del mismo y que hace “guarreridas” con una periodista, es un puto problema para el Madrid.
Bromas aparte sobre la periodista, quienes discrepen seguramente consideren que el capitán del Real Madrid y de la Selección Española está por encima del bien y del mal, una vaca sagrada que vivirá hasta el último minuto de su vida deportiva sin haber tenido una crítica pura sobre su rendimiento. Respeto esa opinión, pero el fútbol vive del presente. Y en este presente Casillas no es ni muchísimo menos el mejor portero del mundo por mucho que lo diga "The Guardian" o Rita la Cantaora. Y no lo es porque el corporativismo le ha consentido un bajón de rendimiento y perdonado unas horas en el banquillo que llegan muy tarde. Sumemos el ejercicio de proteccionismo al que le someten los medios de comunicación y nos hayamos ante una víctima inocente que afirma intuir la suplencia (merecida) y respetar la decisión del técnico (no faltaba más). No hay más hechos que lo anteriormente escritos por mucho que se quiera ver este episodio como una represalia.
2. Los cómplices. Si alguien tenía que dar la cara por su compañero, ese era Ramos. No se le puede negar al sevillano la hombría, pero esta no era su guerra. Dado su magnífico estado de forma, me parece una lástima capitanear junto a Casillas la siempre incómoda lista de jugadores que discrepan con las decisiones técnicas. Nadie se imagina a Xabi Alonso poniendo a caldo a Mourinho y sí nos parece verídico en otros jugadores. Porque no es la primera vez que le pillan en "out" y afirmar al término del partido contra el Málaga que le resulta sorprendente ver a Casillas en el banquillo es ponerle una guinda a la tarta. Uno de los males endémicos de este club es la incapacidad que han tenido la gran mayoría (por no decir la totalidad) de proyectos deportivos de maniobrar en el amplio sentido de la palabra (¿se acuerdan del incidente Camacho?). Teniendo en cuenta que estos toques de atención de Mourinho han sido bálsamos para Benzema, Özil o Di María entre otros, habría que exigir un voto de confianza. No puede cuestionarse la autonomía del míster bajo ningún concepto independientemente de las circunstancias.
Fuera de la plantilla, también encontró Casillas en los medios de comunicación una cobertura ejemplar. Roncero, presunto madridista, montó en cólera al ver a Adán apelando a que una figura del madridismo y de España no puede estar en el banquillo. Sencillamente alucinante. Valdano, presunta buena persona (que no madridista), se relamía en las ondas y varias cadenas sugerían a Mourinho que tomara nota de Pellegrini, en otros tiempos marioneta de calidad, nogal puro. La anécdota radica en recordar a quién mandaron a la caseta los sudamericanos en sus respectivas etapas como entrenadores. Por desgracia, la memoria y la veracidad no es una virtud de nuestro tiempo. Insisto en este punto porque el Madrid pudo irse al descanso con un claro 0-3 y ya sabemos que hace el fútbol con aquellos que perdonan a los adversarios pudiendo cerrar los partidos.
Pero sobre todos ellos, hay que otorgar una mención especial al presidente. Sorprende ver su cara en directo cuando la reportera de Canal + le informa en directo de la alineación. Teniendo en cuenta que no es una práctica habitual de esta cadena, podemos hacernos una idea de la clase de directrices que presentan sus retransmisiones. Pero sobre todo, cuesta creer que Florentino Pérez se siente en el palco sin conocer la alineación, se extrañe por la suplencia de Casillas o le pille de sorpresa una decisión técnica tras sus palabras de los últimos días. Florentino apoya pero manda recados, habla pero permanece en silencio y en definitiva, arroja una imagen de prudencia desmesurada que perjudica claramente a la entidad. Se nota que es año de elecciones, pero haga lo que haga de este episodio no se va de rositas.
Fuera de la plantilla, también encontró Casillas en los medios de comunicación una cobertura ejemplar. Roncero, presunto madridista, montó en cólera al ver a Adán apelando a que una figura del madridismo y de España no puede estar en el banquillo. Sencillamente alucinante. Valdano, presunta buena persona (que no madridista), se relamía en las ondas y varias cadenas sugerían a Mourinho que tomara nota de Pellegrini, en otros tiempos marioneta de calidad, nogal puro. La anécdota radica en recordar a quién mandaron a la caseta los sudamericanos en sus respectivas etapas como entrenadores. Por desgracia, la memoria y la veracidad no es una virtud de nuestro tiempo. Insisto en este punto porque el Madrid pudo irse al descanso con un claro 0-3 y ya sabemos que hace el fútbol con aquellos que perdonan a los adversarios pudiendo cerrar los partidos.
Pero sobre todos ellos, hay que otorgar una mención especial al presidente. Sorprende ver su cara en directo cuando la reportera de Canal + le informa en directo de la alineación. Teniendo en cuenta que no es una práctica habitual de esta cadena, podemos hacernos una idea de la clase de directrices que presentan sus retransmisiones. Pero sobre todo, cuesta creer que Florentino Pérez se siente en el palco sin conocer la alineación, se extrañe por la suplencia de Casillas o le pille de sorpresa una decisión técnica tras sus palabras de los últimos días. Florentino apoya pero manda recados, habla pero permanece en silencio y en definitiva, arroja una imagen de prudencia desmesurada que perjudica claramente a la entidad. Se nota que es año de elecciones, pero haga lo que haga de este episodio no se va de rositas.
3. Los agravantes. En lo único que puedo convenir es que no era momento para este tirón de orejas. Va a pasar demasiad tiempo hasta el próximo partido y vamos a ver muchas portadas incendiarias, editoriales piperas y montajes maquiavélicos rozando la desfachatez. Un auténtico belén navideño considerando que el Madrid pudo irse al descanso con un claro 0-3. Pero ya sabemos que hace el fútbol con aquellos que perdonan a los adversarios.
En resumen, a Mourinho se le agota el tiempo, el crédito y las opciones. No creo que este forzando su salida, porque pierde más de lo que gana en el plano económico, personal y profesional, pero no me cabe la menor duda de que tiene sus días contados por apuntar con el dedo donde no debía. Sólo le queda una Liga prácticamente entregada para afinar sus planteamientos en Europa y adecentar su salida. Eso sí, es incuestionable que tiene mucho seny, pit i collons.
En resumen, a Mourinho se le agota el tiempo, el crédito y las opciones. No creo que este forzando su salida, porque pierde más de lo que gana en el plano económico, personal y profesional, pero no me cabe la menor duda de que tiene sus días contados por apuntar con el dedo donde no debía. Sólo le queda una Liga prácticamente entregada para afinar sus planteamientos en Europa y adecentar su salida. Eso sí, es incuestionable que tiene mucho seny, pit i collons.
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