lunes, 25 de noviembre de 2013

Trofeo Cristiano Ronaldo


Ahora que el Mutriku ha desvelado indirectamente que Illarramendi fue traspasado (con el consecuente bochorno para nuestros fanzines preferidos) y que Ancelotti no va a parar de quedar como el gran incompetente que es tras reaparecer furtivamente Casemiro, puedo descansar en paz esta semana y dedicarle una entrada a Cristiano, que le tengo muy abandonado. Tras los últimos recitales del luso y pensándolo fríamente, creo que no hay placer en ver a Cristiano recogiendo el Balón de Oro. Lo realmente interesante sería crear un trofeo personalizado para un jugador único que ha pulverizado lo que conocemos como capacidad ofensiva. Algunos pensarán que el planeta fútbol ha conocido jugadores más elegantes, técnicos, determinantes o incluso multidisciplinares, pero si el fútbol es espectáculo, superación, rendir culto al gol a cada instante sin desfallecer un sólo minuto, entonces Cristiano Ronaldo es único en su especie. El señor Blatter se ha metido en una angustiosa travesía del desierto al ridiculizar a un jugador que en este momento es demoledor en el campo y objetivo de todas las cámaras. Imagínense el bochorno en el fútbol mundial si el galardón recae en Messi (completamente desaparecido en combate) o Ribery (un jugador que únicamente está ahí por el colectivo que le rodea). Como gusta decir a los puristas, la ceremonia la seguirán los niños de todo el planeta y debemos inculcarles la idea de que el esfuerzo tiene su recompensa. No podemos dejar que crezcan en un mundo donde la meritocracia haya sido erradicada y que el mayor reconocimiento futbolístico recaiga en un tipo retraido, que no llega al metro setenta y que parece un payaso vestido de Dolce & Gabbana.

Independientemente del resultado, el futuro pasa por definir cuales son los criterios para determinar quien es el mejor jugador. Queremos saber si son los titulos, la evaluación del desempeño individual, caer bien a los mandamases o todo queda en manos de los votos de gente como el Marqués de Salamanca que hace florecer la compasión en el prójimo al ver como sus votos sólo sirven para fomentar cinismo y corporativismo. Y si otro Balón de Oro es posible, se dice y no pasa nada.

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