#Villarato

Siempre he creído en el "villarato". No a un nivel tan desarrollado como el que expuso Relaño en su momento y que es lectura obligada para todo aquel que quiera profundizar en el tema, pero si como cierta tendencia latente en la competición. Bajo ese prisma resultaba hasta un concepto cómico, que endulza el café de los Lunes, el pique entre las aficiones y mantiene la tensión competitiva en una liga totalmente bipolar. La cuestión es que como tal, el villarato no debería ser mas que una quimera, una cortina de humo sobre la cual el madridismo proyectase su incapacidad para estar al nivel del Barcelona de las últimas campañas pero que parece materializarse en una realidad que ya ha arrancado al menos dos actuaciones demasiado polémicas y decisivas en sólo seis jornadas de Liga. Es ahí, donde el villarato se vuelve social, donde se nutre del "Me gusta", del botón +1, del retweet, del compartir con los amigos y donde adquiere una dimensión extradeportiva que le hace resultar rancio y cargante. 

Y es que lo visto en el Sánchez Pizjuán en la misma semana que Toni Freixa, portavoz y secretario de la junta directiva del Barcelona, es nombrado vocal de la Federación Española de Fútbol en el apartado disciplinario es cachondeo en estado puro y un insulto a la inteligencia colectiva. Hasta Mateu Lahoz, icono del fútbol espectáculo y quizá uno de los pocos árbitros nacionales con nivel UEFA, ha sucumbido a los efectos de semejante pantomima, confundiendo la ideología de favorecer el espectáculo con el hecho de ser el espectáculo en sí mismo: 15 faltas locales frente a 3 del Barcelona (la primera en el minuto 61), injusta expulsión de Medel tras la magistral interpretación de Fábregas (miembro de honor del club de la comedia y adalid de 'els valors' culés), mano sin pitar de Thiago previa al empate, roja clara de Busquets sobre Cicinho, etc.. En resumen, demasiada tolerancia hasta para el bueno de Mateu, desde el sábado persona non grata en Sevilla y sospechoso habitual en las próximas citas merengues.

Villarato aparte, jugó el Madrid uno de los partidos mas plácidos de la temporada a pesar de empezar perdiendo por otro despiste defensivo y unas rotaciones mas que dudosas que nos dejan varias realidades sobre la mesa: Ramos, con un serio problema con Mourinho, ya no se ve de lateral derecho, nadie echa de menos a Arbeloa, Varane es un buen central que sale a error con gol por partido, Xabi Alonso es insustituible, Khedira es un espejismo, Modric es un calco de Özil en físico y calidad por el triple de coste y poco a poco las aguas vuelven a su cauce. Incluso Kaká quiere volver a ser jugador de fútbol. Renacido de sus cenizas por los medios tras un hat trick contra los millonarios, parece tomar conciencia de que el Mundial esta a la vuelta de la esquina (que nadie dude que sera un pilar de la canarinha) y necesita jugar inmediatamente. No obstante la realidad es que esos "hat trick" a un jugador de su nivel se le han de exigir en las grandes citas y esos minutos frente al Deportivo en situaciones donde el marcador no refleje 3-1. No parece que la configuración de la plantilla le vaya a dar mucho margen de maniobra por lo que ojala el mercado invernal sea el punto y final a esta relación de desencuentros con la grada por un módico precio.

En cualquier caso, semana crucial para determinar la tendencia del equipo: si gana ambos partidos se confirmará la progresiva mejoría y si pierde ganará fuerza el tweet de Tomas Guasch: Décima o Muerte.