Lo que mas me preocupa a estas alturas de la temporada es el halo de imprecisiones y mala suerte que envuelve al equipo. Es la diferencia entre solventar el partido en veinte minutos o tener que lidiar hasta el final cuando has de afrontar un calendario tan apretado como el que se afronta en las próximas fechas. Bueno, la mala suerte y la postura de ciertos madridistas de los cuales no sabes realmente que esperan ver sobre el campo. Todo el mundo califica el partido de malo, se lamenta de la presencia de Essien en detrimento de Nacho, del desacierto del centro del campo y la clamorosa falta de acierto de cara al gol.
Sin embargo, al analizar todos estos puntos también podemos convenir que el Madrid jugó probablemente los mejores veinte minutos de lo que va de temporada en la primera parte, con un juego muy fluido y altamente combinativo. Es cierto que la gasolina se agotó demasiado temprano, pero no es justo que si lo vemos en Barcelona haya que elogiar el "tiki-taka" y si se ve en el Bernabeu sea juego soporífero. El Celta llegó a disfrutar de un 24% de posesión en ese período y apenas tuvo presencia mas allá de la medular. No es el juego habitual del Madrid, pero no me resulta tan malo el planteamiento sobre el papel, pues era claramente ofensivo.
Tampoco pareció tan cuestionable la polémica en la defensa: Essien cumplió y con nota, por lo que se puede discrepar con Mourinho en cuanto a estilo, que no resultado. No parece que vaya a disfrutar nadie del Castilla muchos minutos esta temporada, pero no es algo novedoso en la carrera del luso (ni en la de ningún entrenador que haya pasado en la última década) el no apostar en absoluto por la cantera y sí por la vieja guardia. Pese a todo, insisto, la línea defensiva jugó otro partido impecable. Varane se consolida como un recambio de garantías y la dupla Pepe - Ramos va tan sobrada esta temporada que podrían jugar con los ojos cerrados. Únicamente me resultó paradójico el disgusto de Mourinho con Ramos, no venía a cuento de nada. Como tampoco la ovación del Bernabéu en las tres paradas de Casillas, que aún debe varias actuaciones prodigiosas para compensar alguna de sus desdichas en este año.
Donde si hubo sombras es en el centro del campo. Kaká volvió a ser una decepción, Modric amplío su autonomía de media hora a 45 minutos y Özil resulta demasiado intermitente en su juego. Con un poco mas de lustre el resultado hubiera sido clamoroso y Di María podría haber disfrutado de descanso de cara al partido del miércoles. Pero de momento queda claro que la libertad de movimientos en el área de creación tiene momentos de espesura y el equipo sufre si el partido se alarga por falta de gol, cuestión que resulta muy relativa. De acuerdo en que el centro de Higuaín fue un churro, pero Ronaldo falló dos remates de cabeza cantados (y otro de Varane) que hubieran cerrado el partido bastante temprano. Es cierto que todo ello no es comparable con el hat trick de Messi (sin presión defensiva en ninguno de sus goles avanzando varios metros totalmente en solitario) o el acierto de Falcao en el 91 (cada gol del colombiano incrementa su precio en un millón de euros) pero tarde o temprano los goles llegarán y entonces veremos regresar el júbilo a nuestros panfletos favoritos. Es una cuestión de tiempo.

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