lunes, 8 de octubre de 2012

Jugar en tiempos revueltos


Cuando vemos un partido donde el equipo local exhibe al mundo un mosaico en el que participan 98.000 espectadores queda claro que el fútbol queda en un segundo plano. Pocos fuera de nuestras fronteras entenderán el significado de la señera y mucho menos la causa por la cual este es uno de los pocos paises del mundo (por no decir el único) donde alguien puede usar el deporte como arma política y cultural con total impunidad. Y es que, independientemente de que el señor Rosell asistiera a la Diada y posteriormente apelase al sentido común para que en un hipotético y virtual escenario de independencia catalana el Barcelona permaneciera en la Liga española, la realidad es que el club facilitó y promovió entre los asistentes una reivindicación política (con clímax en el minuto 17) e invito con todos los honores as señor Artur Mas, president de Cataluña. ¿Se imaginan que en el partido de vuelta el Real Madrid invitara a la plana del Estado Mayor junto a Sandro Rosell y en el minuto 75 hubiera una espontánea manifestaciñon de la Falange? Al dia siguiente habría mucho que leer en los medios. Por tanto, ss curioso que un club simpatice con las ideologías de su masa social pero por muchos polvos mágicos que se usen para aderezar el guiso, el señor Rossel es el president de una entidad que presupuesta casi 500 millones de euros por ejercicio dentro del marco legislativo español y no debería alimentar ciertos sentiments del soci. Moralmente allá cada uno con su creencias, pero recordemos que hay aficionados que únicamente asisten al campo para ver a su equipo preferido y se encuentran una pancarta en su tribuna que les obliga a ser partícipes de unas ideas que quizá no compartan. No nos llevemos a equívocos: es el deporte lo que une a esas cien mil personas y no la política. El resto es echar mas leña al fuego con los tiempos que corren: es el balón y su trato lo que debiera ser motivo de análisis y no la propaganda basada en emblemas como el mes que un club o el sem y serem. A fin de cuentas, no todos los seguidores del Barcelona serán catalanes o querrán ser mas que aficionados, so pena de participar en una Lliga con el Español (víctima colateral inesperada), Girona, Sabadell, Lleida, Llagostera, Sant Andreu, Nastic, Hospitales, Prat, Reus, Español B y Badalona. Un panorama desolador menos para Xavi, que lo veria con buenos ojos.

En cualquier, para el resto de acólitos del balón se jugaba un derbi. Y derbi con una gran cantidad de detalles sobre los que merece la pena debatir. De lo mas significativo el hecho de que el Barcelona, "uno de los clubs con mayor juego combinativo del mundo" en palabras de Carlos Martinez, habia cometido 6 faltas en los 11 primeros minutos de juego. Teniendo en cuenta que en Sevilla la primera falta llego en el 61, podemos hacernos una idea de la capacidad combinativa que planteaba Tito Vilanova para este partido. Para el resto de aficionados la explicación era no tener línea defensiva y dar cera para evitar cualquier contraataque. También muy combinativa fue la entrada de Pedro a Ramos. Curiosamente una jugada similar le supuso un exorcismo a Pepe frente a Dani Alves. Pero claro, eran otros tiempos y en los de hoy en día únicamente es amarilla y ningún medio hace referencia a ello.


La pillería y el criterio de la polémica (en especial el tratamientos de los penaltis) también es otro detalle a tener en cuenta en un derbi y hay que recalcar que el Barcelona no se que queda atrás en lo que a "Juego en B" se refiere. Como ejemplo: Messi, miembro aventajado del club de pillos y harto conocido en sus jugadas a balón parado y rechaces varios, pide barrera y saca rápido o no pide barrera y espera un mundo. De todo. La última tendencia parece consistir en desplazar en dos ocasiones el balón cuando el árbitro esta recolocando la barrera. Y qué decir de los penaltis. No se como lo ven, pero el criterio es claro: si hay dudas miren la cara del jugador. Es increíble ver a un gentleman como Iniesta caer tan estrepitosamente y tardar menos de un segundo en mirar al árbitro. Imagino que jugar al lado de Fabregas, Alvés o Busquets (miembros honoríficos del club "and the Oscar goes to") incrementa la capacidad interpretativa pero en el otro área Özil se sumía en la mas absoluta indignación. No obstante y para que no haya dudas, no considero penalti ninguno de los reclamados anoche. No así Robinson y Martínez tras cuatro tomas desde tres ángulos diferentes a cámara lenta. Y es que, si hay dudas en directo, no es penalti y ambos parecían demasiado forzados, sin sangre o vísceras desparramadas.


A pesar del despliegue físico y táctico, en detalles también se dejó dos puntos mas de los previstos el Madrid. Debió tentar mucho mas las fuerzas de una pareja de centrales circunstancial y cerrar el partido en la primera media hora de juego. Más aún, cedió quince metros de terreno tras el gol que le costó el empate y pecó de excesivo respeto en diversos tramos. Irreconocibles Özil (que a pesar de su asistencia sigue sin cuajar un partido decente contra el Barcelona en toda su trayectoria como merengue), Di María y Marcelo (desaparecidos en tareas ofensivas) o Khedira (inoperante con el balón en los pies) el partido queda en manos de Benzema y Cristiano, dado el nulo impacto de los cambios. No obstante se multiplicaron en el frente de ataque y fueron de lo mejor de un partido que nos deja con las mismas dudas en el centro del campo madridista. Si Kaka y Modric serán parte de este proyecto o meras piezas del tablero es algo que sólo dirá el tiempo pero mientras tanto Xabi Alonso va consumiéndose lentamente y ese debate no acaba de cerrarse.


En cualquier caso, en líneas generales el resultado arroja un empate que deja mejores sensaciones en Concha Espina de cara a las próximas citas y a un partido de vuelta donde ojalá únicamente tengamos que hablar de fútbol que para la política ya tenemos bastante.

2 comentarios:

  1. Lo que se resume en que el Farsa y su entorno cada día apestan más. Si se lo hubiesen comentado en su día a los padres de Iniesta igual hoy no se tiraba.

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  2. Indudablemente, algo esta cambiando en Can Barsa. Els valors no son lo que eran.

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