Cuando empecé este blog hace tres años mi intención inicial era hablar única y exclusivamente de fútbol, Quería compartir impresiones tácticas, formas de entender el juego, aportar algo constructivo y diferente que sirviera como opción a todos aquellos que se sienten desangelados por el escaso nivel del periodismo patrio. Sin embargo, el número de visitas de esta página se multiplica exponencialmente con la polémica y la farándula y disminuye cuando hablamos del balón en sí. No hay placer en hablar hoy de nada deportivo ante un rival sin nombre y un resultado que debiera ser exigible en este tipo de encuentros. No resuelve nada, por ejemplo, que Bale juegue hoy y el Sábado sea un fantasma en Riazor. Queridos, estimados, y nunca bien ponderados: hoy no es un día para hablar de fútbol. Hoy lo que quiero ilustrar es lo que implica escribir alrededor de este club con varios ejemplos que he presenciado en las últimas horas:
En primer lugar, estuve viendo el partido por televisión. Y aunque Radomir Antic no pinta absolutamente nada de comentarista ya que no es capaz de articular tres palabras correctamente, lo realmente preocupante es lo de Juan Carlos Rivero. A este hombre le iba la vida en aclararnos quien pitaba a Topor, quien no, en qué proporción y de que manera tomando parte de una manera vergonzosa (como no podía ser de otra forma) de los que estaban a favor de nuestro bien amado capitán. Pero es que lo mejor de todo tiene lugar cuando no se corta un pelo de calificar de 'debate absurdo' la polémica de la grada. Me pregunto quien es este hombre para darnos lecciones de moral sobre que puede opinar o no cualquiera que ha abonado religiosamente el precio de su abono o entrada cuando no pisa un campo pagando hace años. Que los medios de comunicación le deben algo que nunca entenderemos a Topor es algo evidente, pero de ahí a que nos digan que podemos debatir la grada, independientemente de su ideología, va un mundo. Este estadio ha sido soberano e ignorante a la par, ha pitado e idolatrado a todos sus iconos a lo largo de sus historia y nadie va a cambiar una dinámica que con suerte o con desgracia es ya un rasgo de identidad.
En paralelo a este episodio, una chica relata en las redes sociales el siguiente suceso que transcribo literalmente para que todos saquen sus propias conclusiones:
"Hoy en el Bernabeu he presenciado la prueba más clara de que a algunos se les esta yendo la cabeza. Y no son los mismos que todos piensan. La gente expresa sus opiniones. Unos aplauden a Casillas y otros, como yo, les silbamos. Ambos, una y otra vez durante todo el partido. Después de medio partido recibiendo miradas asesinas y de asco por parte de todas las filas inferiores a la mía, Iker hace una parada. Inmediatamente después, un individuo (por llamarle de alguna manera) de unos 60 años se levanta como un resorte y se dirige hacia mi. Empieza a gritar algo como "toma" y a soltar una serie de improperios hacia mi, terminando con un sonoro GILIPOLLAS y no se qué más. Al escuchar esto mi hermano le recrimina (con respeto) el insulto y las formas, y el "señor" se le encara poniéndose a 2 cm de su cara. Un hombre de 60 años gritando y llamando a una chica gilipollas, por el simple hecho de hacer lo mismo que hacía él: expresar su opinión."
Independientemente de las posturas, la división del madridismo es un hecho. Un hecho insólito en un club con diez Copas de Europa, las últimas cuatro en 16 años, lo que da para que varias generaciones de madridistas hayan disfrutado deportivamente de su equipo como para perder el tiempo en estos menesteres. Aunque erróneamente muchos vean en Don José, Diego López, William Vecchi o Rita la Cantaora los culpables de esta división, la realidad es que tres años de mourinhismo han retratado por completo a un presidente, a una junta directiva, a una dirección deportiva, a un vestuario de vedettes y por supuesto a un periodismo cancerígeno. Esa herencia malévola que algunos ven en un tipo que no es más que un suspiro en más de un siglo de historia , es el despertar en la mañana entre una masa social incapaz de tener una opinión autónoma y coherente ante una institución corrompida en los valores de Bernabéu, Juanito y tantos otros. Es un hecho triste y merecedor de reflexión que los más veteranos hemos sido incapaces de transmitir estos valores y principios a una legión de adolescentes que no tienen ningún tipo de respeto a este deporte y a este escudo. Y lo es porque este episodio no será ni el primero ni el último que enfrente a diferentes generaciones de madridistas.
En el tercer episodio, Asier Illarramendi, el hombre que dejo 6.875.000 euros en la Tesorería General Vasca y que también es conocido con el sobrenombre de Batman abrió anoche su cuenta de Twitter. Sobra decir que el pitorreo alrededor del tema ha sido generalizado, más aún cuando se prodiga en sus primeros tweets con un forzado 'Hala Madrid'. En un momento deportivo que debería ser propicio para sus intereses, Batman ha entendido que no pinta absolutamente nada en este club, que nadie le va a dar una oportunidad importante y parece comprender que el camino más sensato para reconducir su carrera es abrir una cuenta en Twitter en pleno debate sobre el centro del campo y con un millón de chops merodeando las redes sociales. Díganme como puedo yo desde esta humilde bitácora defender las buenas intenciones de Illarramendi sin desprender, como mínimo, una leve sonrisa.
Poco después, veo que una stripper ha sido fotografiada con el pecho pintado. En uno seno pone 'Iker' y en otro 'Roncero'. Por favor, es imperativo que alguien me explique lo de Roncero. Puedo llegar a comprender la profunda devoción religiosa que el Santo imprime en mojabragas, piperos, palmeros y demás fauna social, pero me resulta absolutamente demencial que alguien pueda publicitar a un personaje que, amparado en las buenas intenciones de madridistas poco ilustrados, gorronea sin escrúpulos en cada Peña que le invita. Hablar de Tomás Roncero da para un entrada en exclusiva para recordar sus mejores chascarrillos, pifias, ridículos y excentricidades pero hoy no tengo fuerzas para ello y darle un rol diferente al de pobre diablo me parece improcedente.
Y por último la reflexión que más me inquieta esta mañana: saber que mantener una marcada línea editorial que no sorprende a nadie, y que tras ya 3 años debiera ser sobradamente conocida, tiene muchos adeptos entre sectores del madridismo muy alejados de este pequeño chiringuito que me he montado. Hasta tal punto es incoherente que me produce problemas únicamente al nivel de discusiones políticas. Me pregunto qué esperan encontrar aquí. ¿Redención?, ¿fortalezas renovadas en sus convicciones?. Es imposible hablar de fútbol con la que está cayendo. Saludos a todos los que pierden unos minutos en leerme tras cada partido y mi más sinceros deseos de #ToporOut.