Esta entrada va dedicada a mi querido, estimado y nunca bien ponderado amigo Nano
Como vamos a tener mucho tiempo para hablar de cómo está el Madrid (empezamos mal por cierto) y de cada drámatica actuación de TopoR (cada día más patética) quiero aprovechar esta ocasión para dar mi opinión del tema Di María.
Ya era un tipo que me caía bien, pero tras abonar 70 millones de libras por Di María, Louis van Gaal ocupa desde hoy un lugar especial en mi corazón. Me ha contagiado de su positividad y optimismo vital con este fichaje. Entiendo que maravillados por los últimos meses del argentino muchos anden escandalizados al enterarse de su marcha, pero voy a intentar explicar por qué me parece una operación impecable y hace merecedor a Van Gaal de nuestra mayor consideración.
En primer lugar, a Di María no se le puede valorar únicamente por lo visto en la pasada temporada ya que usando ese baremo deberíamos preguntarnos si realmente llamo a Chuck Norris para protagonizar el remake de "Desaparecido en combate" en varias citas clave entre el 2011 y el 2013. Permanecen en mi retina demasiadas imágenes de fiasco, fundamentalmente en Europa donde sus números nunca le avalaron como un jugador a la altura del sueldo que ha reclamado. La cruda realidad es que si no ha sido capaz de mejorar su status de 3.5 millones de euros anuales desde que llego aquí a Madrid se debe única y exclusivamente a su intermitencia. No olvidemos que con Don José vimos tanto su mejor versión como la más lacónica y vulgar. No me cabe duda que de haber sido un jugador más regular nadie le habría negado 8 millones de euros anuales pero aunque la memoria nos juegue malas pasadas la hemeroteca no engaña. Repasando las entradas del blog sigo sin ver el motivo que hará de él un jugador comprometido ahora que ha tocado techo y se vea en un proyecto que a media temporada puede que no luche ya por nada.
En segundo lugar, recordar que el argentino no ha sido ni el primero ni el último en poner al club entre la espada y la pared. Y por suerte o por desgracia, todos aquellos que lo han hecho tienen muy poco de lo que alegrarse y seguramente cambiarían de opinión si pudieran. Yo entiendo como necesario el mercenariado en el fútbol porque a fin de cuentas Di María como tantos otros no han crecido aquí. Pero cuando el dinero deja de ser un problema, queda en el aire por qué quiere ser recordado un jugador. Al igual que ganar la Copa del Mundo es el mayor éxito deportivo de un futbolista, el segundo mayo logro es sin lugar a dudas ganar una Copa de Europa. Y ese objetivo es más probable (y carismático) conseguirlo en Madrid. Si no hay nada más grande que jugar aquí, no puede haber nada peor que salir de este escenario. Makelele se fue por money. Robinho se fue por money. Higuaín se fue por money y Özil se fue por money. Es muy lícito y seguramente todos haríamos lo mismo en su lugar, pero para los que no estamos en sus tesituras, es una tremenda vulgaridad renunciar al confort del Bernabéu para ir a jugar a un sitio tan gris como Manchester. El dinero no puede evitar que para un futbolista más allá del Madrid poco (o nada) exista deportivamente hablando. Y no crean que no existía un término medio entre lo que pedía el jugador y lo que ofrecía el club. Di María se va por dinero.
En segundo lugar, recordar que el argentino no ha sido ni el primero ni el último en poner al club entre la espada y la pared. Y por suerte o por desgracia, todos aquellos que lo han hecho tienen muy poco de lo que alegrarse y seguramente cambiarían de opinión si pudieran. Yo entiendo como necesario el mercenariado en el fútbol porque a fin de cuentas Di María como tantos otros no han crecido aquí. Pero cuando el dinero deja de ser un problema, queda en el aire por qué quiere ser recordado un jugador. Al igual que ganar la Copa del Mundo es el mayor éxito deportivo de un futbolista, el segundo mayo logro es sin lugar a dudas ganar una Copa de Europa. Y ese objetivo es más probable (y carismático) conseguirlo en Madrid. Si no hay nada más grande que jugar aquí, no puede haber nada peor que salir de este escenario. Makelele se fue por money. Robinho se fue por money. Higuaín se fue por money y Özil se fue por money. Es muy lícito y seguramente todos haríamos lo mismo en su lugar, pero para los que no estamos en sus tesituras, es una tremenda vulgaridad renunciar al confort del Bernabéu para ir a jugar a un sitio tan gris como Manchester. El dinero no puede evitar que para un futbolista más allá del Madrid poco (o nada) exista deportivamente hablando. Y no crean que no existía un término medio entre lo que pedía el jugador y lo que ofrecía el club. Di María se va por dinero.
Por cierto, aunque obvio, el United no es el Real Madrid. Van Gaal ha aceptado un marrón descomunal y ha pedido de todo y en todas las líneas para devolver a los red devils al lugar que se ha ganado en la historia. Louis entiende que con el argentino gana en goles, asistencias, trabajo, sacrificio y calidad. Y aunque es gran medida así es lo que no le han contado a Van Gaal es que gran parte de la dimensión como jugador de Di María se debe a las virtudes y defectos de los últimos años del Real Madrid. El estilo de juego, las marcas constantes del rival a Ronaldo, Bale y Benzema, lo que tapan y construyen Alonso y Modric, la solidez defensiva, el debate de la portería y la figura de un entrenador que asuma la presión han hecho crecer a un jugador fuera de los focos aportando el resto. En Old Trafford no existe nada parecido y llega como estrella con responsabilidades máximas para dar un plus que nunca nadie le ha pedido. Y aunque nuestros fanzines favoritos pueden llegar a ser un verdadero incordio, no tienen el grado de crueldad y pitorreo que pueden alcanzar los british. Pregunten a Özil por las portadas en el Daily Mail e imaginen que incómodo se puede volver el ambiente si no se cumplen las expectativas.
En cuanto al concepto valor mercantil, es justo decir que si James vale 80 millones, Di María pese a todo lo comentado vale mucho más. El problema es que nadie ha dicho que el valor comercial esté relacionado con el valor deportivo y el precio de un jugador no siempre y en cualquier circunstancia está ligado a su rendimiento. De hecho, pocas veces se justifica. Tampoco es lícito decir que el Madrid cambia a uno por otro porque no hay que olvidar que es el jugador el que ha querido salir y no hemos visto lo suficiente de James para ver que estamos comparando exactamente. En ciertos foros he leído incluso que el cambio como tal es Kroos por Di María y que llevamos a James ganado en el balance global. Mucho que decir sobre el tema, así que lo único que podemos asegurar es que Di María llegó por 25 millones y sale por 80 millones cuatro años más tarde. No me corresponde valorar la naturaleza comercial o filántropica de la entidad pero los números sobre el papel cuadran de maravilla. No obstante, es evidente que se ha generado una necesidad en el centro del campo que ha posibilitado que se quede Khedira. El club entiende que pierde en todo lo ofensivo pero al menos no perderá también en trabajo y brega. Sami no gana partidos pero tampoco los pierde y evidentemente es mucho mejor jugador que el hombre que dejó 6.875.000 euros en la Tesorería General vasca. En cualquier caso son meros complementos y con lo visto ante el Córdoba lo que realmente me preocupa es el estado de forma del equipo porque no olvidemos que la columna vertebral no ha cambiado.
En resumen, Di María deja un excelente balance económico, cierta preocupación en el juego y el eternos dilema de hasta que punto retener y/ o negociar con un jugador. El tiempo dictará sentencia.
En resumen, Di María deja un excelente balance económico, cierta preocupación en el juego y el eternos dilema de hasta que punto retener y/ o negociar con un jugador. El tiempo dictará sentencia.

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