Situémonos. Riviera Maya. Es Mártes y el Real Madrid juega el partido de la vuelta de la semifinal que le enfrenta al Borussia Dortmund. Me encuentro con mi mujer valorando si podremos ver el partido en el resort donde nos alojamos. Al lado nuestro se encuentra una pareja que al oirnos hablar en español nos preguntan si sabemos de algún sitio donde ver el fútbol. Les comento que hay un sports bar en el complejo que tiene una pantalla gigante donde podrán verse ambos partidos. No escucha una tercera pareja que al oir nuestra conversación entra en ella. Todo parece normal hasta que desvelo que soy madridista y en ese preciso momento las dos parejas nos empiezan a ignorar por completo y rehuyen el trato. El motivo no es otro que ser culés. Yo quisiera saber que demonios se le ha perdido en Cataluña a alguien de la Rioja porque me cuesta entenderlo. Así que a cinco mil kilómetros de España existe gente (por decir algo y mantener la compostura) lo suficientemente estúpida, inculta y maleducada capaz de retirar la palabra a un compatriota (todos poseen DNI español mal que les pese) por ser seguidor de otro equipo de fútbol. Absolutamente demencial. Sobra decir que en ese mismo instante mi mujer y yo nos retiramos sin decir ni adiós con una profunda sensación de lástima y compasión por ellos. Nuestros valors y seny nos impiden dar otro trato. Y no crean que aquí acaba el despropósito. Al día siguiente, tras la bochornosa eliminación con chorreo incluido del Barcelona, nos encontramos cenando a pie de playa y el camarero sienta a nuestro lado a tres parejas de catalanes que pasan toda la velada hablando en polaco. Digo polaco porque aunque no entiendo el catalán me parecía mas un dialecto propio de la europa del Este. En cualquier caso, entre el gorgojeo que intercambian se distinguen claramente algunas palabras: "Madrid", "Mourinho", "madridista", "España", "Urdangarín" y "Rey". Sólo interrumpen su conversación para en un perfecto castellano con tintes manchegos ordenar la comanda. Al poco, nos retiramos a disfrutar del resto de la noche sabiendo que volverán a España con pasaporte español. Este es el resumen de lo que el fanatismo catalán puede ofrecer al mundo: desfachatez, poca clase y un tremendo complejo de inferioridad.
Como alguien puede intuir, a raíz de estos dos sucesos, mi nivel de casticidad y compromiso con el estado español aumentan automáticamente tres puntos y eso que no soy alguien que me prodigue especialmente en mi nacionalismo. Y como es evidente, se pueden imaginar la sensación de nauseas que me produce hablar de Cataluña, el FC Barcelona y demás ventosidades por lo que ayer lo único que deseaba es que ganaran la Liga de una vez para que el soci tuviera que fastidiarse celebrando el título un Miércoles y empezar a enfocar la próxima temporada. El problema es que ello implicaba que ganara el Málaga, un equipo de moda al que nadie prestábamos atención y que pseudomadridistas como Roncero se han encargado de potabilizar para el madridismo, algo que quizá en otro mundo, otro tiempo y otra situación sería factible de no ser porque en él confluyen personajes como Pellegrini (icono pipero por antonomasia), Joaquín (frustado ad aeternam por no vestir de blanco y claramente resentido en sus últimas declaraciones) y sobre todo respaldado por un sector de la prensa que si mañana estuviera en el paro no me daría lástima alguna a pesar de que esta es una de las grandes lacras del país Obviamente cuando el Borussia les eliminó en el descuento, mis carcajadas se oyeron al otro lado del universo. Por todo ello, me alegro de que ayer se les endosara una merecida cura de humildad.
Del partido hay poco que comentar. Todos tenemos ojos en la cara y no hace falta hablar de lo evidente. Sin presión alguna este equipo te mete seis goles sin que le extrañe a nadie. Así que prefiero centrarme en comentar aspectos que sí me producen urticaria:
1. La indecencia de las transmisiones deportivas de la radio en el día de ayer con gente como Relaño repartiendo de lo lindo contra un entrenador que califica de "pirómano incontrolado" y diversos tertulianos que pasan todo el partido despotricando sin piedad contra todo lo que se mueva mientras en el campo el marcador refleja un claro 6-2.
2. La realización televisiva que enfocaba a Casillas a cada acción o toma donde intervenga Diego López y que en contra de lo que desearían apoya la decisión de Mourinho. Por cierto, me encantaría saber que pensará el yernísimo cuando tumbado junto a la novia de España vea desfilar por pantalla a Eva González en Masterchef. Eva, te queremos.
3. Y por último, el estadio más voluble del mundo con un comportamiento reducido a la aleatoriedad de un dado de dos caras, capaz de pitar al mejor entrenador que hemos visto en años, ovacionar a uno de los peores que han pasado por esta caseta y por último consentidor de pancartas como la de esta desafortunada maruja que representa el tipo de aficionado que cada partido anima a nuestra equipo. Felicidades señora, usted sí que sabe de fútbol y nos representa.
Del partido hay poco que comentar. Todos tenemos ojos en la cara y no hace falta hablar de lo evidente. Sin presión alguna este equipo te mete seis goles sin que le extrañe a nadie. Así que prefiero centrarme en comentar aspectos que sí me producen urticaria:
1. La indecencia de las transmisiones deportivas de la radio en el día de ayer con gente como Relaño repartiendo de lo lindo contra un entrenador que califica de "pirómano incontrolado" y diversos tertulianos que pasan todo el partido despotricando sin piedad contra todo lo que se mueva mientras en el campo el marcador refleja un claro 6-2.
2. La realización televisiva que enfocaba a Casillas a cada acción o toma donde intervenga Diego López y que en contra de lo que desearían apoya la decisión de Mourinho. Por cierto, me encantaría saber que pensará el yernísimo cuando tumbado junto a la novia de España vea desfilar por pantalla a Eva González en Masterchef. Eva, te queremos.
3. Y por último, el estadio más voluble del mundo con un comportamiento reducido a la aleatoriedad de un dado de dos caras, capaz de pitar al mejor entrenador que hemos visto en años, ovacionar a uno de los peores que han pasado por esta caseta y por último consentidor de pancartas como la de esta desafortunada maruja que representa el tipo de aficionado que cada partido anima a nuestra equipo. Felicidades señora, usted sí que sabe de fútbol y nos representa.
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| Entendida de fútbol |


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