lunes, 13 de mayo de 2013

Teledeporte


Hacia tiempo que no disfrutábamos de un fin de semana tan interesante en el plano deportivo. Aunque con resultados dispares, ha dado de sí como para disfrutar del piscolabis y ese deporte olímpico que es el sillón-bol. Aunque normalmente me ciño al primer equipo de fútbol, dadas las simpatías que generan en nuestro club las figuras de Alonso y Nadal y la inminente final de la Copa del Rey, ampliamos excepcionalmente Chalibú para nuestros lectores.

Español - Real Madrid
Finalmente, acabó la Liga. Para mi gusto más tarde de lo deseado ya que hace mucho tiempo que terminó la competición. Exactamente en Octubre. Sí, han leído bien. Las primeras jornadas de Liga donde el yernísimo nos regaló algunas de las mejores cantadas de la temporada y la tristeza de Ronaldo configuraron el resto de la temporada. Con campeonatos de Liga en torno a los noventa puntos empezar el año con la monumental empanada que mostraban algunos jugadores es entregar demasiado de salida, por lo que dado el estado de excepción que rodea al club (Cristiano no se dirigió a las cámaras en la Caja Mágica debido a la Ley del Silencio impuesta por nuestro presidente) es preferible que acabe la temporada cuanto antes y sacar conclusiones. Las más evidentes serán aquellas que recaigan en la figura de Mourinho, trágicamente denostado por el piperismo y el pseudomadridismo. Ya no importa hablar de números, datos o de lo bueno o malo que haya hecho el portugués: aún no he escuchado una sola palabra sobre que quiere el madridismo la temporada que viene. Únicamente que el yernísimo vuelva a ser titular. No parece importar que venga un hombre sin sangre con el palo de la escoba bien insertado en el recto, que los jugadores y su entorno palpen la sensación de poder cuestionar abiertamente al entrenador o lo perjudicial que resulta dejar un club en las manos de medios de comunicación abiertamente antimadridistas. Ya da igual. Lo único que interesa es que Mauriño abandone inmediatamente el barco. Pocos parecen pendientes de la final de Copa, algo lógico considerando el tremendo desprestigio de la familia real y la ausencia de identidad de este país. Igualito que ver un partido de la FA Cup. Por todo ello, resulta vertiginoso mirar a un futuro que no va a traer un entrenador más serio y profesiona, que recurrirá al talonario y arriesgados fichajes para quitar el amargor y que por encima de todo tendrá complicado mejorar lo que sí ha hecho el equipo este año: segundo en Liga, finalista en Copa y finalista en Champions. Habrá quien crea que para el Madrid es poco y que es un reto sencillo hacer triples coronas. Lo que no me parece coherente es jugarnos un cambio completo de organigrama y plantilla para poder levantar a un título cuando esta plantilla ha demostrado ser competitiva, independientemente de lo que ocurra el viernes en el Santiago Bernabeu.

GP de España
Por lo menos parece que vuelve (finalmente) Alonso. Y ello a pesar de estar firmemente convencido de que ya hemos visto lo mejor del asturiano en la F1. Quienes recuerden el Renault del 2007 y esa carrera en Alemania en la que se toca con Massa en dos ocasiones, sabe a que me refiero. Ese era Magic en estado puro. No quiero que nadie piense que le considero ahora peor piloto pero la desafortunada travesía en el desierto que entre Hamilton, Ross Brawn y la peor versión Ferrari de la historia han convertido a Alonso en un piloto extremadamente lineal y calculador al que resulta complicado verle ya esas muestras de talento puro en adelantamientos como el de la curva tres. No me borran el recuerdo de aquellas salidas de infarto del viejo Renault pero es mejor que la nada de los últimos tiempos. Por otro lado, aún queda camino en clasificación como veremos en quince días vamos en un circuito que exige la pole para aspirar a lo más alto. Y no vemos una de Ferrari desde que eramos pequeñitos. Pese a todo ello, recuperar el aperitivo del domingo con la F1, ver a Vettel lloriquear por los neumáticos, a Hamilton fuera de los puntos, y sobre todo la cara de Artur Mas ante una grada llena de banderas españolas no cabe duda de que es una buena manera de empezar el domingo. Es bueno para el consumidor de gin tonics que la Fórmula 1 de juego los próximos meses.

Masters Series
Con Nadal tengo la misma sensación que Alonso: también creo que ya hemos visto lo mejor de su carrera. Ha empezado el año a un gran nivel, pero ha sido a raíz del peor Federer y Djokovic de los últimos tiempos y su rodilla no acaba de responder. La buena noticia es que ahora tiene un juego bastante más interesante y completo que le ayuda a acortar partidos, destacando la evidente mejoría en el saque. Con todo esto, poco más de una hora le aguantó Wawrinka, y eso es bueno a la hora de recuperar sensaciones. Y es que gane o pierda, la mejor noticia para Rafa es volver a la pista.

Final Four
Lo primero de todo, decir que a mi la derrota me parece justa por muchos motivos. El primero es que un equipo que perdona un 27 - 10 de salida peca de inocencia al no saber gestionar esa ventaja. No se puede dilapidar ese arranque en un cuarto. Debieron pelear cada punto con uñas y dientes y olvidar el lápiz en la oreja. El mono de trabajo, el yeso, y los criterios industriales hubieran dificultado la progresión de un equipo técnicamente inferior que nos dio una lección de personalidad. En segundo lugar, una realidad: el Madrid encajó la friolera de 90 puntos en tres cuartos, motivo más que suficiente para perder una final sin tener que recurrir a más excusas. En tercer lugar, consentir que Spanoulis, que no anota un solo punto en el primer cuarto, se vaya a 26 al terminar el encuentro con triple de ocho metros incluido. En cuarto lugar, la tibieza de un Laso que ya el viernes frente al Barcelona había dado síntomas de flaqueza en lo que a dirección se refiere. Dudosas decisiones en cuanto al Chacho, Carroll, Reyes y Begic este fin de semana. En cuarto lugar, la realidad de que ningún jugador apareció en los momentos clave. Ni Llul, ni Rudy, ni Carroll, ni Mirotic (aún verde para la aventura NBA) ni nadie. Mientras el partido se escapaba y Olympiakos progresaba peligrosamente, el juego ofensivo del Madrid se reducía a imposibles uno contra uno y tiros libres. En quinto lugar, la realidad de que a este deporte, salvo que seas los Bulls de Jordan, se juega con un base y un pivot o como mínimo uno de los dos. Visto el partido que hace Tomic el viernes, la alegría bajo tablero de Hines por debajo de los dos metros, y los problemas de faltas de Begic es más que evidente que hace falta un pivot. Y Sergio Rodríguez es el único base de la plantilla. Dicho esto, podemos hablar de arbitraje. Claro que fue un partido muy duro y condicionante en cierta medida, pero no es algo nuevo en la historia de la competición y nada impedía al Madrid imponer el mismo nivel de intensidad en defensa por mucho que durante toda la segunda mitad los comentaristas de TVE no paren de repetir lo vergonzoso que estaba siendo el comportamiento arbitral. Únicamente Arlauckas recordaba que el partido seguía vivo. Y es que con 27 - 10 no había un solo comentario referente al arbitraje.

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