Sí. Falta una entrada en el blog sobre la final de Copa. Trabajaba sobre ella cuando Florentino Pérez anunció una urgente rueda de prensa y dada la importancia de la misma, ahora mismo me resulta trivial hablar de una competición que considero totalmente devaluada. Puede que los seguidores del Atlético de Madrid no quepan en sí de gozo, pero al Real Madrid ese trofeo no le iba a suponer una gran diferencia a la hora de valorar la temporada y en el Calderón su consecución se interpreta como la guinda a un año redondo. Poco hay que decir del partido que no viésemos todos: en resumidas cuentas los dioses del fútbol castigaron al Madrid y los rojiblancos se vieron beneficiados por un partido en la espesura donde ganaron por experiencia y mejor hacer en el fango. Y a pesar de que aún hoy resulta vergonzosa la expulsión de Mourinho por hacer lo mismo que Simeone, quiero recalcar que no comparto las opiniones de aquellos que desprestigian el triunfo atlético. Una final por encima de todo hay que ganarla ya sea con juego o con brega y el Madrid nunca propuso ninguna de las dos cosas.
También quiero decir que la marcha de Mourinho (y es importante recalcar que se va él) supone por encima de todo un fracaso institucional para el Real Madrid y una pérdida de credibilidad manifiesta en la figura de Florentino Pérez, un mago al que se le agotan los trucos y al que solo la gran cantidad de polémicas que genera la actualidad madridista ha quitado del punto de mira. Fracasó deportivamente con el modelo basado en los galácticos y fracasó al plantear un modelo de control férreo en un club donde hasta el conserje aspira a influir en la toma de decisiones. Sirva como ejemplo la siguiente secuencia: a) Florentino apostó por Jorge Valdano como director deportivo, b) Valdano destituye a del Bosque, c) Valdano presenta a Mourinho, d) Mourinho fulmina a Valdano, e) Florentino, resignado, acepta la marcha de Mourinho. El paso del tiempo ha demostrado que el argentino no fue ni mucho menos uno de los mejores gestores que haya conocido esto negocio, pero en su defensa hay que decir que mientras todos le veíamos como un personaje que únicamente se representaba a sí mismo, Florentino le dio poderes y un cargo relevante. Con el paso de los años el balance final es pobre tanto a izquierdas como a derechas y la única apuesta coherente que le resta es el término medio y la búsqueda de la virtud en personajes como Ancelotti o Heynckes. El primero se presenta como un punto de conciliación entre las partes implicadas que huele por completo a rancio y el segundo fue un auténtico monigote en el banquillo a pesar de que hoy día lleva dos finales consecutivas de Champions. No parece que sea suficiente como para permanecer en lo más alto del club indefinidamente, por lo que si este plan naufraga, aquel que quiera hacer frente al bueno de Florentino necesita tener más de 20 años como socio a sus espaldas y la capacidad de avalar el 15% del presupuesto del club, dos detalles que restringen hasta límites insospechados la lista de futuribles para la presidencia. De hecho, estos datos eliminan de un plumazo más de 20.000 candidatos. Será complicado hasta para el grupo PRISA, cuyo deseo de influenciar en las altas esferas han basado rumores de presentar un candidato, presentar un sparring decente. Y es que el socio tiene muchos defectos, pero afortunadamente no parece dado a votar a un completo desconocido.
Dicho esto quiero retomar una rueda de prensa que marca uno de los episodios mas tristes de la historia del club y que desde las redacciones de Sport y Mundo Deportivo se ha considerado unánimemente una absoluta victoria del barcelonismo. Paradójicamente y según las encuestas que queramos atender, tres de cada cuatro madridistas consideran un acierto el cese de Mourinho por lo que no queda muy claro que es lo que persigue el madridismo cuando ha visto desfilar a Del Bosque, Queiroz, Camacho, Luxemburgo, Lopez Caro, Capello, Schuster, Juande, Pellegrini y Mourinho. Hemos visto todos los perfiles posibles y salvo dos de ellos, el resto no dieron los mínimos de competitividad que debe exigir este club. Los salvados, Del Bosque y Mourinho, presentan un interesante denominador común: no coincidir en la percepción del club y afición. El marqués de Salamanca fue cesado a pesar de gozar del apoyo popular y Mourinho abandona el club pitado por la grada a pesar del apoyo de Florentino. Se contradicen los deseos de la afición y del presidente, lo cual dice bastante de la unión del madridismo que este proclamaba durante toda su intervención.
Otro punto a destacar es el miedo que parece emanar de la prensa y que aterra a la Junta Directiva. Durante su comparecencia, el presidente del club más laureado de la historia fue incapaz de aclarar a quien corresponde toda esa presión que ha fulminado al entrenador más duro del planeta fútbol y que le ha hecho envejecer diez años en tres. Puede que Florentino presumiera de ser inmune a ello debido a su anterior experiencia al frente del club, pero la realidad es que cuando abordó los problemas como el portugúes, se fue con lágrimas en los ojos y presumir de indiferencia contra ello no parece un comportamiento ético. Es más, usando la retórica sólo llegó a vagas alusiones sobre el deseo de influencia y a las condiciones de información 24x7 que imponen los medios. Quedó claro que sí lee la prensa y le gusta lo que lee (o al menos lo escrito por Diego Torres) pero no fue capaz de decir pública y rotundamente que José Mourinho se marcha por voluntad propia debido al escrache generado desde la prensa deportiva. Desperdició una oportunidad única de señalar ante los socios los enemigos del club y eso no deja de ser un desplante a la afición.
Durante esta intervención también queda claro que mourinhismo es un concepto anterior a la llegada del luso (irónicamente demandado por club, afición y prensa durante la última década y que no han querido asimilar) y al que tarde o temprano recurrirá el madridismo para sanarse: decir lo que muchos pensamos y dar la cara por el Real Madrid. Poco importa si con ello atendía a su propio beneficio. Independientemente de recuperar la competitividad, el auténtico logro del portugués es haber destapado las vergüenzas de esta casa: la podredumbre del vestuario, la persecución del villarato y el cáncer que suponen los medios. Y ha debido acertar de lleno en la diana porque aunque en momentos puntuales se le fue la mano, hay toda un retahíla de episodios para la posteridad que aunque sean sonrojantes para muchos no parecen haber sido falsos. Hoy Casillas, Boyero, Segurola, Meana, Forjanes, Lama, Diego Torres, Relaño y un largo etcétera celebran su marcha porque entienden que han contribuido a eliminar del mapa a uno de los dos grandes problemas que los alejaban del piperismo mas chic y que, a fin de cuentas, es quien paga sus nóminas. El resto de madridistas, ese escaso 15% al que las encuestas dejan de lado por considerar que son fanáticos, simpatizantes del nazismo y manirrotos, tienen claro que el Real Madrid perdió valor como marca el martes pasado.
Queda mucho por decir próximamente en Chalibu. Haremos una extensa valoración de la plantilla, seguiremos el proceso electoral y estaremos a la espera de acontecimientos, pero este post únicamente puede acabar agradeciendo a José Mourinho su labor en estos tres maravillosos años donde por encima de todo nos ha hecho vivir más este deporte. Le deseamos lo mejor allá donde vaya. Gracias José.

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