miércoles, 10 de abril de 2013

Semifinales


Los asiduos al blog habrán comprobado como insistimos constantemente en la importancia de los detalles en la alta competición. Ayer, Real Madrid y Málaga comprobaron en sus carnes como la concentración y la seriedad deben mantenerse durante toda la eliminatoria. El partido no acaba hasta que el árbitro pita. Si el Madrid hubiera dilapidado toda la ventaja acumulada en quince minutos hoy declararía sin ningún lugar a dudas que es justa su eliminación y tendría que soportar todas esas portadas donde atacarían sin piedad a Mauriño. Si el Málaga hubiera pasado a Semifinales eliminando al auténtico ogro y tapado de esta edición hoy sería insoportable leer los periódicos nacionales por lo que apelando a este mismo baremo quiero señalar que un equipo que recibe dos goles en el descuento no puede basar su discurso en lamentaciones y mala suerte: es una falta de profesionalidad y experiencia clamorosa pagada a precio de oro. Es la línea que define si un equipo aspira a ser un grande o es víctima de las circunstancias. Y es que, como bien recalcó Ronaldo al final de partido, la culpa de estos descuidos no son más que de uno mismo.

No obstante, me resulta curioso ver que han proliferado madridistas y profetas avergonzándose de esa monumental pájara de quince minutos que hubo en la segunda mitad. Hay que recordar que durante los ciento cincuenta primeros minutos de la eliminatoria el Madrid fue amo y señor en lo que a resultado y fútbol se refiere. Incluso dos minutos antes del primer gol turco en toda la eliminatoria (un disparo que Eboué difícilmente habrá realizado en toda su carrera) Ronaldo falla incomprensiblemente a puerta vacía lo que hubiera supuesto el punto y final del partido. A partir de ahí asistimos a los caprichos de los dioses del fútbol y a lo que debió ser el Galatasaray desde el primer minuto de juego: un equipo que ejerciera una presión asfixiante en las gradas y en el campo, que perdiera el respeto al rival y luchase por la eliminatoria sin mirar al marcador. No obstante, recordar esta lección nunca viene mal y el correctivo fue importante.

Por todo ello, me llama la atención que muchos aficionados en las redes sociales se sorprendiesen de los visto en el campo y desempolvasen sus cagómetros. Señores, esto es la Liga de Campeones y anoche se jugaba un partido de vuelta de cuartos de final. Ningún equipo llega a estas alturas de la competición por casualidad: se requiere un amplio espíritu competitivo. Puede que el Galatasaray anoche se redujera a Sneijder, Drogba, y Melo pero demostró más tensión competitiva en ese tramo del partido que muchos equipos. No me parece justo despreciarlo y ponerlo al nivel de todo esos equipos de la Europa del este de los que misteriosamente se ensalzan sus virtudes cuando juegan contra los demás y son equipos mediocres si juegan contra el Real Madrid.

Un último detalle para navegantes: los dos goles de Ronaldo y el citado fallo una vez más surgen en posiciones de nueve puro. Sigo apostando el año que viene por refuerzos en banda (¿Bale?) y Ronaldo con libertad de movimientos en el frente de ataque.

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