jueves, 6 de septiembre de 2012

En defensa de las causas perdidas

“Si Cristiano está triste y necesita el apoyo de sus compañeros está claro que lo va a tener. Si necesita el respaldo del club, también. Y si es el cariño de la afición, estoy seguro que se lo va a dar. No le he oído decir que quiere más dinero, más años, ni muchas cosas de las que se están hablando. Todo el mundo tiene derecho a estar triste de vez en cuando, aunque seas Cristiano. No podemos estar felices 365 días al año a todas horas. Es una persona como todos que pasa por momentos mejores y peores. Evidentemente no tiene los problemas de todos los españoles, pero tiene derecho a no estar feliz. Es respetable”. (Álvaro Arbeloa)

Realmente, el mundo se esta volviendo loco si alguien se plantea seriamente las palabras de Arbeloa en defensa de la crisis generada por Cristiano. Y es que, punto a punto de esas declaraciones se pueden digerir ciertas lineas de lo que pasa realmente por la cabeza del luso:
  1. La relación con sus compañeros. Únicamente dos jugadores de la plantilla han salido en su defensa en esta semana. La gran mayoría han preferido mantenerse al margen u opinar con frases tan ambiguas y cautivadoras como el "Cada uno es como es" de Xabi Alonso. Y es que no parece Cristiano un deportista de equipo, de grandes amigos en la plantilla con los que mantenga una relación de tú a tú capaces de apoyarle en estas tesituras. Tampoco parece probable que el capitán haga declaraciones y si se diera el caso que pueda aportar nada constructivo. Esto se lo ha ganado Ronaldo a pulso.
  2. El respaldo y relación con el club. Seria un autentico problema que el jugador franquicia del equipo en estos momentos no tuviera una linea de comunicación directa con la estructura deportiva o no se sintiera plenamente respaldado bajo cualquier circunstancia. Pero eso no legitima a Cristiano a tomarse estas libertades recién iniciada la temporada. Le resta puntos en todas partes y queda como otro tanto más en su polémica imagen.
  3. La grada y Cristiano.  Hay un contraste significativo en la relación de Cristiano con el público. Demasiadas tiranteces para el amor incondicional que deberían profesarse dados los registros del luso. Pero la sabiduría popular impone que el cariño no ha de confundirse con sumisión ni con el hecho de que la grada esta compuesta en su mayoría por sencillos ciudadanos que no pueden considerar nunca a un multimillonario como su semejante.
  4. El dinero. Al final de este episodio, que nadie se engañe, todo se va a reducir a este punto. A lo que perciba ahora para contentarse o a lo que va a recibir ya sea en breve o al finalizar la temporada, con lo que flaco favor le hace a su imagen declarando que "al final se demostrará que no es por dinero". Sinceramente, es mejor que sí sea este el motivo real de su machada porque si ya el culto al euro no parece motivo en sí mismo para parecer un chiquillo malcriado, cualquier otra causa no tiene defensa alguna. No es el mejor pagado del mundo, pero tampoco Europa le dará los 20 millones que Rusia le abona a Eto'o por no conseguir nada.
  5. Felicidad y tristeza. Inherente a todos los seres humanos, pero que Arbeloa debería desligar de factores deportivos o económicos que no vienen a cuento en esta situación. A Cristiano no le han despedido, ni le ha dejado la novia (salvo que se confirmen sus flirteos con Rita Pereira y que justificaría un abandono de Irina), ni ha sufrido la pérdida de un ser querido recientemente. La tristeza, si es que realmente la padece, le ha sobrevenido por el ansia viva y los malos consejeros que le han invitado a parece un pobre incomprendido merecedor de una sesión intensiva con "El Tío la Vara".
  6. El no padecer los problemas de los españoles. Algo que por supuesto no sufrirá a nada que sepa administrar la monstruosa fortuna que va a adquirir en su vida deportiva. Es una indecencia que se aplique este tipo de demagogia barata para defenderle: no puede colocarse su figura en un plano cercano a la plebe, humanizándolo, porque las grandes figuras deportivas no pueden ser nunca comparadas con la gente de a pie. Han sido encumbrados para tener otra vida, otras inquietudes y otros objetivos que nos resultan incomprensibles dado nuestro día a día. Y que nadie se olvide del origen humilde del portugués en estas reflexiones.
  7. El derecho al silencio. Y es que solo hay algo mas desafortunado que hablar públicamente a destiempo: no hacerlo cuando la necesidad de una explicación apremia. ¿A qué juega Cristiano en la concentración portuguesa apartado del mundo, en un silencio autoimpuesto y con cara de mártir?
Cristiano Ronaldo se ha querido meter en la boca del lobo por sus propios medios. Que con los mismos se apañe es igualmente exigible.

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