viernes, 18 de julio de 2014

Decálogo para recuperar a la Selección Española


Ahora que ha terminado el Mundial quiero compartir las siguientes reflexiones con todos vosotros para ver qué podemos aportar para resolver el problema de la Selección Española (que no La Roja).

1. Renuncia total al concepto 'La Roja'
En primer lugar, es necesario identificar el problema. Y por mi parte creo que todo se reduce a entender que La Roja surgió como producto de marketing y base filosófica para que ciertas empresas pudieran explotar los éxitos de la mejor generación de jugadores de nuestra historia. Piensen en todos esos millones de euros generados en publicidad, patrocinio, derechos de explotación, artículos de consumo y un largo etcétera que se han beneficiado de dicho concepto. Obviamente no se ha reinvertido un solo euro en salvaguardar la imagen de la marca España y durante los últimos años relacionar a esta Selección con la palabra España se consideraba tabú. Sólo había sitio para La Roja, para Adidas, para el tiki-taka y en definitiva para todo aquello que permitiera un halo de frescura con el que llamar la atención de la audiencia y del consumidor. El precio era la idea España. Ni mas ni menos.

Es triste que hayamos tolerado la venta de la Selección Española. Pero es peor aún que lo hayan hecho en nuestras narices y hayamos tardado tanto en darnos cuenta. La hemos vendido a Mediaset, al Danacol, a los Manolos y a un puñado de publicistas y falsarios que han sabido explotar a la perfección un sentimiento que sin darnos cuenta dinamitaba nuestra propia identidad. No hay nada malo en el marketing, pero nunca puede intentar cambiar algo tan teórico y esencial como el nacionalismo. ¿Que mal generaba hablar de España y de la Selección? De la misma manera que la esencia del Real Madrid prevalecerá sobre cualquier persona, entidad u opinión, debemos entender que la Selección Española nos representa a todos. Esto es difícil de digerir en un país que ha sufrido una guerra civil, donde decir que ser español equivale automáticamente a ser tachado de facha y que periódicamente cuestiona sus símbolos, costumbres, tradiciones y un largo etcétera. Sin embargo, debería ser más fácil identificarse con la Selección Española de Fútbol que con La Roja. Luego cada uno puede disgregarse a voluntad si cree que eso le beneficia.

2. Recuperar los colores
Como bien nos han recordado recientemente, La Roja siempre fue la selección chilena. Hasta Portugal tiene más motivos para adoptar ese nombre que nosotros. Por poner algunos ejemplos, asociamos de toda la vida al Real Madrid con el blanco, Al Atlético con el blanco y el rojo o al Barcelona con el azulgrana. Y de la misma manera de toda la vida la selección Española ha lucido rojo y azul. Puedo entender que el marketing necesite renovarse periódicamente o no habría venta alguna, pero puede hacerse bajo unas condiciones de coherencia que impidan, por ejemplo, que un día vistamos de verde por puro capricho y falta de ética profesional. Consiguiendo que la Selección Española juegue de azul y rojo impedimos que dentro de unos años alguien nos pueda confundir con Camerún. Si este punto se gestiona en paralelo con el anterior recuperamos una gran parte de nuestra identidad.

3. Recuperar a TVE para la causa
Como consecuencia directa de los dos puntos anteriores, Telecinco y Cuatro no pueden asumir el rol propio de TVE. Es cierto que da para otro debate hablar de lo que ocurre en el seno de la televisión que pagamos los españoles pero lo que quiero transmitir es que en en lugar de dilapidar su presupuesto a través series agónicas, espacios de caridad y programas sin crédito alguno, podrían plantearse si un evento donde defendíamos la corona mundial merece el esfuerzo o en su defecto algún tipo de programación especial. Entiendo (aunque no comparto) que no se pueda competir con el músculo económico de grandes corporaciones audiovisuales, pero plantear a medianoche un espacio resumen no creo que sea un esfuerzo titánico. Es vergonzoso que TVE sea una entidad económicamente enferma incapaz de encontrar su sitio frente a Gol TV o el grupo Mediaset. Ninguna de ellas es la televisión de todos los españoles.

4. Selección, auditoria y crítica al periodismo patrio
No pretendo volver a los tiempos de la censura, únicamente acabar con el privilegio de la casta deportiva. Toda esta fauna televisiva debe desaparecer inmediatamente del área de influencia de la Selección. Es intolerable que amigos, mujeres y demás medios afines a los jugadores sean la única referencia para entender el día a día del equipo. Como bien he leído en estos días por las redes sociales, algo se perdió en el momento que jugadores que eran citados por su apellidos empiezan a ser identificados por el espectador por sus nombres de pila. Ese intento de acercar a la persona a la audiencia rompe la magia del jugador como icono mediático y tiene un único culpable: el periodismo. 

Hay mil motivos de peso por el que podríamos considerarles el auténtico cáncer de los problemas de nuestra selección pero curiosamente todos giran en torno a uno: la incapacidad manifiesta de autocrítica. Es imposible que digan una mala palabra de ellos dada la estrecha relación que les une en muchos casos. A jugadores como Casillas esto le ha supuesto terminar su carrera deportiva muy lejos de la imagen de perfección que proyectaba hace unos 5 años. En la banda su pareja, tras los micrófonos sus amigos y en segunda línea gente que ha cenado a costa de su bolsillo. Díganme quien de todos ellos le va a decir que ha sido muy mal asesorado. Ahora háganlo extensivo a todos los jugadores y entenderán como debe existir un límite ético entre profesión y amistad. Es necesario que la gente deje de identificarse y simpatizar con Los Manolos, Juanma Castaño, Paco González, Kiko, Maldini y compañía por una sencilla razón: han traspasado el límite de la objetividad y son embajadores claros de la manipulación. Sobra decir que el incidente Alba con Matallanas no es más que la pura consecuencia de romper la magia de un bloque que nunca ha tenido a la prensa tan encima.

Un último apunte: reflexionen sobre qué tienen en la cabeza aquellos que con una tranquilidad y temple escalofríantes afirman sin titubear que Alemania, tetracampeona del mundo, es una digna sucesora de La Roja. Ese es el nivel.

4. Impeachment al matrimonio formado por Vicente del Bosque y Ángel María Villar
Es preocupante que un concepto tan importante como la meritocracia haya sido desterrado del conjunto de valores de la selección. Si hablábamos al principio de esta entrada sobre cómo La Roja ha supuesto un giro filosófico en esta historia, es necesario comprender que sólo un político, alguien capaz de lidiar con egos, periodistas y la crítica de un país, debe ser por encima de todo un político. Y hasta en eso tuvo suerte la maquinaria propagandística. Nadie mejor que Vicente del Bosque para moverse en esta jungla. No quiero entrar a valorar como se benefició del trabajo de Luis Aragonés para ser colmado de honores, de buenas palabras, del reconocimiento mundial y del título medieval del Marquesado de Del Bosque. Lo importante es entender que si en los buenos tiempos sacaba pecho, la soledad de la derrota debe ser asumida con la misma entereza. Podrán vendernos todo tipo de excusas para lavar la deteriorada imagen que dilapida 4 años de éxitos pero es imposible negar que la última lista de jugadores fue un reflejo de la gestión de Vicente durante estos años: fiel a la vieja guardia, cobarde, continuista, sumamente estudiada y enfocada a la autogestión y al pucherazo.

Cuestiones deportivas aparte, debido al tremendo blindaje corporativo con el que la prensa rodea a la selección, no nos vamos a enterar de muchos episodios escabrosos acaecidos en el seno del vestuario. Si nos han enseñado pinceladas de los problemas con Fábregas, la negativa de Xavi a jugar contra Australia, las malas caras de ciertos jugadores al escuchar las declaraciones de Xabi Alonso y un largo etcétera de despropósitos queda claro que nos han ocultado a todos lo más terrorífico. Imagínense lo que se ha quedado fuera de micrófonos y cámaras y podrán hacerse una idea de hasta que punto se le ha ido todo esto de las manos al "bueno" de Vicente. No veo como podemos fiarnos ahora de un tipo que no tiene ningún tipo de control y autonomía sobre el grupo y al que todos los jugadores parecen tener algo que reprochar.

Por si fuera poco, en el otro lado de la moneda aparece la figura de Cesare Prandelli. Poco de amarrategui ha cambiado Italia a la hora de la verdad y es sin lugar a dudas el motivo de su eliminación. Pero también hay que ser justos en que con todo ha dejado un mejor sabor de boca que La Roja, lo que no ha impedido que Prandelli dimita del cargo junto al presidente de la Federación Italiana. Tomen ejemplo de lo que significa de verdad un "acto de responsabilidad". Y por mucho que a diario veamos este tipo de acciones en países de todo el mundo, parece muy lejano que algún día veamos este tipo de comportamientos en la sociedad española. Como no podía ser de otra manera, el señor Villar no ha realizado un mínimo ejercicio de autocrítica ni de reflexión. Si se confirma que ha renovado sin miramientos a Vicente del Bosque hasta 2016 queda claro que no le importa lo más mínimo lo sucedido en Brasil. Y lo más triste es que si no es capaz de aceptar (o en su defecto sugerir) la marcha de Vicente difícilmente puede llegar a cuestionar su propia salida. En cualquier caso parece que la gestión de la próxima generación de futbolistas españoles no conocerá otra alternativa. Ya saben el dicho: "si eres parte del problema no puedes formar parte de la solución".

5. Aceptar el paso del tiempo: combinar experiencia y juventud
Soplo de aire fresco en el fútbol mundial. La irrupción de Neymar (22 años), James (22), Wilshere (22), Sterling (19), Götze (22), Depay (20), Müller (24), Pogba (21), Kroos (24), Balotelli (23) y un largo etcétera pone de manifiesto la importancia de dar paso a los más jóvenes. 

Aunque alguna selección como Inglaterra se haya ido a casa en este mundial antes de tiempo, dice mucho de ellos la manera en que han sabido gestionar el declive de sus principales estrellas. Es un ejercicio de responsabilidad sabiamente gestionado. Independientemente de los resultados, el fútbol inglés apuesta por la dupla veteranía - juventud. Tienen claro que históricos como Gerrard o Lampard ya no son los puntales del equipo sino meros complementos. De haber jugado ambos con España hubieran sido titulares indiscutibles.

El inglés no es un caso aislado. Francia también ha superado la travesía del desierto que inicio aquella campeona del mundo liderada por Zidane y hoy puede presumir de un equipo donde brillan por igual jugadores ya consolidados como Benzema o Giroud y jugadores con una progresión considerable como Varane o Pogba. Alemania ha mantenido a Klose como último recurso porque ya son titulares inamovibles Götze con 22 años (autor de un gol que vale un Mundial) y Muller con 24. En Holanda también ha brillado Memphis Depay con 20 y en Colombia no hace falta hablar del desempeño de James.

Podríamos seguir buscando ejemplos en todos los grupos pero todo ello nos lleva finalmente a preguntarnos que impide que un equipo como España renueve un equipo titular plagado de jugadores en torno o por encima de la treintena. No se trata de poner a la guardería en el campo sino de entender que menospreciar la importancia de la edad coarta a medio plazo la progresión de los más jóvenes y les priva de minutos al lado de quienes más les pueden enseñar. Jesé, Koke, Thiago, Negredo y compañía no ha contando nunca realmente para el cuerpo técnico de La Roja y sin embargo deben ser importantes de aquí en adelante.

Finalmente quiero acabar este punto señalando que después de una temporada larguísima en tres competiciones, el núcleo de nuestra selección no puede plantarse en Brasil con más de medio equipo cerca de la retirada listo para jugar cada cuatro días a temperaturas de 27º. Es una cuestión fisiológica de la que no se ha librado nadie pero que con cinco años menos encima se soporta de otra manera. Es imperativo entender que el tiempo pasa por igual para todos y en consecuencia hay que centrarse en dos objetivos: 1) tener la idea de a qué jugar y 2) hacer que se transmita de los más veteranos a los más jóvenes.

6. Purgar las excentricidades deportivas
Es injusto a estas alturas echar pestes sobre juego que nos hizo campeones del mundo. Lo que no lo es en absoluto es tener claro que el showtime nunca llegó a Brasil y con el paso de los años ha ido incorporando ciertos dogmas que resultan absolutamente pestilentes y deben ser aniquilados. Los dos más terroríficos han sido el efecto Guardiola, creencia en que un equipo con posesión mayoritaria del esférico gana automáticamente los partidos, y la renuncia al área, que sacrifica al 9 clásico para ganar en toque y presencia en el centro del campo. 

Creo que todos hemos visto lo que le pasó al Bayern de Münich cuando se enfrentó a un equipo notablemente vertical y con jugadores letales en tres cuartos de campo en adelante. Y por ello creo firmemente que España no puede renunciar sistemáticamente en cada partido, durante 90 minutos e independientemente del marcador al juego vertical y a disponer de dos puntas natos. Sacrificar el gol por el pase es algo antinatural, poco estético y amarrategui. La Roja del 2010 convalidaba este punto al disponer de un medio campo sencillamente espectacular y aunque hay momentos donde pudo ser una losa (recuerden a Croacia o Alemania) el fin justificó los medios. Lo que ocurre es que cuatro años después ese centro del campo está oxidado y la idea de Diego Costa como complemento, totalmente improvisado, fuera de forma y más debido a la necesidad de área que a las creencias del míster, se ha llevado todo el fútbol por delante: no hay garantías de reconstruir algo similar y España a día de hoy carece de delanteros. Renuncia a las bandas, mueve jugadores a otras posiciones, etcétera, etcétera, etcétera. Un cúmulo de despropósitos.

7. Cuestión de sentimiento
A Xabi Alonso lo devoraron las víboras al afirmar que les había faltado motivación. Yo suscribo todas y cada una de sus palabras. Nunca he creído en el desempeño emocional de Busquets, Xavi o Piqué. Sí en el profesional, cimentado en la cultura del euro que llevó a Villar a ofrecer una prima de 720.000 euros por ganar en Brasil. 

Ningún otro equipo, ni siquiera los carioca, tenían tal prima. Y la respuesta es tan sencilla que resulta aplastante: fuera de nuestras fronteras, vestir la camiseta nacional y ganar un Mundial es lo máximo a lo que puede aspirar un futbolista profesional. Y este honor es algo que no necesita ser primado. Se tiene o no se tiene, se siente o no se siente, pero no se puede comprar. Por eso una parte de aquellos que disfrutamos del futbol de los valores envidiamos la pasión con la que muchas aficiones han vibrado al oír el himno. Jamás hemos visto en los jugadores del Barcelona esa pasión con porque un mercenario solo rinde pleitesía al euro. Emocionense caballeros, que el resto del mundo ya lo hace.

8. Equidad y justicia
Si Vicente del Bosque hubiera ganado su segundo Mundial me habría tenido que tragar este punto, pero como ha hecho el ridículo y no tiene la dignidad suficiente para hacerlo quiero aprovechar estos últimos puntos del decálogo para elevar los actos de justicia pendientes y que hubieran dignificado mucho al cuerpo técnico.

En primer lugar, alguien le debe una disculpa pública a Álvaro Arbeloa. Le han privado de un Mundial que se había ganado a pulso cimentado por una excelente hoja de servicios. Pues bien, el capricho de Vicente del Bosque para proteger su corporativismo, alegando un menor nivel que los laterales convocados por puro capricho, ha sido una tomadura de pelo en toda regla. Ni Alba ni Azpilicueta han ofrecido un rendimiento que justifique la decisión técnica disciplinaria. Y Álvaro de vacaciones.

En segundo lugar, me gustaría que hubiera sido otro el señalado en los cambios. Ver salir a Xabi Alonso del terreno de juego con la espectacular temporada que ha hecho es una injusticia mayúscula. Su juego siempre estuvo ahí, no tiene la culpa del sistema que impone el míster. Pero sobre todo es absurdo considerando el tremendo ridículo de Busquets durante todo el campeonato.

Puedo seguir, pero a medida que escribo me doy cuenta que todo se resume en haber visto al Marqués en rueda de prensa dimitiendo, reconociendo sus errores y alzando un simple 'me equivoqué'. Pero eso no lo hemos visto y alguien no le ha sugerido que de la misma manera que ha ido recopilando abrazos, buenas palabras, marquesados, títulos, reconocimientos y demás parafernalia, este fracaso bien merecía su cese inmediato. Mientras la justicia no salde sus cuentas quedarán resquemores siempre. La ofensa es como un buen haiku (breve poema japonés de tres versos): puede ignorarse, desconocerse, perdonarse o borrarse, pero nunca puede ser olvidada.

9. Asumir el fin de ciclo
Y si es así, se dice y no pasa nada. Las mejores etapas de crecimiento personales y profesionales se dan al cambiar de aires. La Roja vendió al mundo una idea alrededor del núcleo del FC Barcelona. En la medida que ha ido caducando esa idea de fútbol, lo ha hecho La Roja. Y recuperando la idea expuesta anteriormente, 'si eres parte del problema, no puedes serlo de la Selección'. Los próximos años, con exámen de Eurocopa en dos , servirá para analizar si se ha entendido correctamente lo que ha pasado en Brasil. Se abren muchas oportunidades de cambio que deben ser atendidas.


10. El adiós del capitán
El punto más polémico y sensible queda para el final. Como admirador de la cultura japonesa respeto profundamente el harakiri y el rito del sepukku. Creo también en que un capitán se hunde con su barco y este caso no es una excepción. Si fuera Iker Casillas me iría inmediatamente del Real Madrid, dejaría la Selección Española y disfrutaría de la vida con la parienta y mi hijo gracias a todo ese dinerito que he ganado con mi exitosa carrera profesional. No lo haría porque me lo reclamará una inmensa masa social que gana miles de adeptos a diario, sino por honor.

Sin ser crueles, ha sido el peor portero del Mundial. No vamos a hablar en este ámbito de la tremenda cantada que le precedía desde la final de Champions y que casi le cuesta al club la Décima porque viendo el espectáculo circense que ha ofrecido en Brasil tenemos bastante. Y es más dramático en la medida que si un puesto ha brillado en esta edición ha sido el de portero. Es tan asombroso el alcance del karma en el universo que me atrevería a decir que la gran mayoría mejora con creces la temporada de nuestro bien amado capitán. Díganme quien está dispuesto a pagarle a Casillas 9 millones de euros anuales valorando su rendimiento deportivo, el explosivo entorno que le rodea y la que puede llegar a montar si no es alabado como merece.

Y es que por mucho que duela a sus palmeros, la debacle de España puede resumirse en la tragicomedia de Casillas a lo largo de Mundial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario