miércoles, 6 de marzo de 2013

Épica en el Teatro de los Sueños


¿Qué ocurriría si un día o una noche un demonio se deslizara furtivamente en la más solitaria de tus soledades y te dijese: «Esta vida, tal y como tú ahora la vives y como la has vivido, deberás vivirla aún otra vez e innumerables veces, y no habrá en ella nada nuevo; sino que cada dolor y cada placer, y cada pensamiento, y cada suspiro, y cada cosa indeciblemente pequeña y grande de tu vida deberá retornar a ti, y todas en la misma secuencia y sucesión: y así también esta araña y esta luz de luna entre las ramas, y así también este instante y yo mismo.

Planteaba Nietzsche con el eterno retorno que todo el devenir del mundo va ligado a un bucle infinito. Todo lo que ocurre ya lo ha hecho con anterioridad. Los protagonistas de un suceso vuelven al mismo escenario. Se repiten las historias, las circunstancias, los comportamientos y las sensaciones. No hay nada que no haya ocurrido antes. El madridismo ha disfrutado de alguno de los mejores momentos de su historia en Old Trafford. Di Stefano, Fernando Redondo o Ronaldo Nazario han forjado su leyenda con actuaciones memorables en un templo del fútbol. Era inevitable por tanto que el eterno retorno no le reservase a una leyenda en activo como Cristiano Ronaldo su puesto en la historia. Tampoco engañaban los números: el Madrid marca en todas sus salidas europeas y el portugués asegura de media un gol por encuentro. Escalofriante.

No obstante, la noche no empezó ni mucho menos bien y el sufrimiento fue excesivo para una eliminatoria donde el Madrid pese a todo pasa con justicia tras considerar los ciento ochenta minutos. En los primeros noventa el United nunca buscó el partido y especular con el resultado en el segundo le costó la eliminatoria. Decía Ferguson que había encontrado la forma de jugarle al Madrid a raíz del partido de Copa contra el Barcelona y lo consiguió parcialmente teniendo en cuenta que el equipo no se acercó en la primera mitad a la portería rival. Hay que reconocer que fueron múltiples los pecados merengues: el juego de Ramos, siempre al límite, creaba muchas complicaciones y polémicas, Arbeloa no tenía presencia en el juego ofensivo y sufría para cubrir su posición, Di María abandonaba la banda dejando cojo al equipo, Ronaldo desaparecía en coberturas dobles y triples y la dupla Alonso-Khedira no daba abasto para destruir los contraataques de los red devils. Vimos mucho a un consagrado Varane y demasiado a Coentrao.

Con este panorama y el gol de United la clasificación se complicaba peligrosamente. Y entonces llega el minuto 56 y Nani "De Jong" cambia el curso de los acontecimientos. Es cierto que no ve llegar a Arbeloa y no existe intencionalidad, pero una vez tiene su costillar a su disposición le remata sin piedad. Y en ese momento las cámaras demuestran que le ve. En ese detalle, junto a su absurda actuación para evitar la amarilla (ojo al color) es donde se fundamenta la expulsión. Muy sutil, demasiado rigurosa y ciertamente polémica pero no me canso de recordar que errores y jaimitadas se pagan muy caros en alta competición y se producen constantemente. Puedo convenir que es una forma cruel de desequilibrar la eliminatoria y probablemente Ferguson y su ayudante Mike Phelan tengan motivos suficientes para estar indignados al considerar que Cuneyt Cakir arruinó el partido, pero hay que recordar que en ese momento el United gozaba de ventaja en el marcador y media hora de juego por disputar. Prefirió revolcarse en el fango a seguir luchando y eso le costó el partido. Las preguntas que un aficionado inglés ha de hacerse son varias: ¿Qué hubiera pasado si hubieran actuado a partir del minuto sesenta con la misma determinación con la que afrontaron los minutos finales forzando tres intervenciones de Diego López? ¿Por qué Giggs, con 39 años, totalmente desfogado sigue en el terreno de juego hasta el final cuando en el 71 era evidente que se arrastraba por el campo y no podía aportar nada? ¿Qué hace a Ferguson disponer de Rooney con el partido perdido? ¿Por qué no le alinea de inicio e intenta cerrar el partido en el primer minuto? Si cogemos a cualquier equipo y le planteamos comenzar un partido con 1-0 en su campo y media hora por disputar frente al Madrid para clasificarse, ¿cuantos firman esas condiciones? Señores, en peores circunstancias y con mucho menos a favor le han arruinado infinidad de noches al madridismo. No obstante, al que le queden dudas, remitirle a las declaraciones de Roy Keane.

A partir de ahí es donde aparece la identidad del Real Madrid y su grandeza como club. Un equipo que tiene marcada a fuego en su alma la palabra remontada. El orgullo, la casta, el coraje, el espíritu de Juanito y la cofradía del clavo ardiendo aparecen a escena y en ese momento, ya no hay nada que hacer: aparece Modric, un protagonista accidental, y estampa un balón en la cepa del palo que le atraganta el piscolabis a gente como Roberto Palomar que sin ningún tipo de tapujos afirma en antenta que era un balón "facilmente parable". Casi nada. Y acto seguido, taconazo de Özil in memoriam de Fernando Carlos Redondo Neri. Fotograma a fotograma cambiaba el ritmo de la jugada y sellaba una remontada épica que rompía las gargantas de todo el madridismo. Semana para enmarcar.

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